30.5.06


El choque de dos culturas.


Este espacio es dedicado a una bella mujercita; ella es Ina Alessandra Brawn. Alemana de nacimiento, estuvo de intercambio con nosotros este año escolar y se ganó el corazón de todos los alumnos y maestros… y nos lo dejo roto cuando regresó a su país.
Ina estudió dos años el idioma español para venirse de intercambio, raramente corregíamos alguna palabra mal escrita; habla perfectamente el español y el ingles, aunque con muy marcado acento aleman: “Profesorra, me presta una computadorra?”
Otros años, en los intercambios, los jóvenes de otros países, raramente convivían con la comunidad escolar, o expresado de otra manera: nunca había habido una joven extranjera que gozara de tantas simpatias como Ina.
La cultura alemana es muy tradicionalista, poco extrovertidos, muy cultos, con un adelanto académico de unos tres años, con respecto al nuestro. Ina siempre tuvo calificaciones superiores a 9.0 sin esforzarse mucho y algo que nos llamaba mucho la atención, a diferencia de nuestros alumnos (que pena) es que lee mucho.
Era un espectáculo verla en los recesos pateando el balón de fútbol con los muchachos, revolcada en la tierra y soportando con estoicismo el ardiente calor de septiembre; acostumbrada a un clima de 10 0 15 grados bajo cero, ver su cara colorada y chorreando sudor nos causaba mucha risa.
Ina es una castañuela, siempre estuvo de buen humor, muy amable, muy sonriente siempre con sus compañeros y maestros; diario tenia invitaciones para ir al cine, a los tacos de carne asada que le encantaron, así como toda nuestra comida regional, se acostumbró a comer chile, cosa que no se acostumbra en su país. En un evento académico de comida tradicional sonorence a base del maíz, Ina probó de todo: tacos dorados, chimichangas, posole, tamales, menudo, tostadas, etc. Se atragantó de todo cuanto pudo.
La familia con la que vivió la llevó a conocer las playas de Kino y San Carlos, conoció nuestra frontera con estados Unidos, Phoenix, Tucson, Nogales, Arizona; además, su comunidad cultural llevó a todo el grupo a conocer el centro y sur de Mexico, llegó cargada de collares de concha, blusas bordadas de manta y muchas, muchas fotos de Guanajuato, Oaxaca, Isla Mujeres, etc.
La última semana de clases anduvo cabizbaja, -ya extraño mucho a mi mamá, pero no me quiero ir, si pudiera me quedaría a vivir en México, me dijo-
Su despedida fueron muchos besos, muchos abrazos, muchas direcciones de correo intercambiadas, fotos en todos lados.
Nos da mucho gusto que se haya llevado un grato recuerdo de nosotros, de personas sencillas, amables y todavía muy provincianos. El choque de su cultura y la nuestra fue fuerte, pero ella lo superó porque es bella en todos sentidos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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