Los lentes o los dientes?
Cada mañana. cuando lo despedía para ir a la escuela, la mamá de Juan Carlos se retorcía las manos pensando qué hacer para ponerle lentes a su hijo. Lo veía caminar con su paso torpe y doblada la espalda por el peso de la mochila. Sus ingresos no alcanzaban para ir con un oculista, mucho menos con un ortodoncista, pues Juan Carlos necesitaba también urgentemente frenos.
-Son más importantes los lentes, -decía, pues es mejor ver que tener una dentadura bonita.
Pero Juan Carlos no pensaba igual, para él eran más importantes sus dientes. Había sobrevivido a las burlas hasta cuarto año, ahora eran mas crueles, la mala visión la podía disimilar, inventando cosas que no leía o haciendo como que veía, cuando en realidad solo veía manchas negras que bailaban en sus libros y cuadernos. Definitivamente para Juan Carlos eran primero los dientes que los lentes.
Un caluroso día de mayo, llegó un empleado de la Secretaría de Educación Pública, hicieron que todos los niños se formaran, les hicieron un examen de la vista. Juan Carlos se peleó con algunos de la fila para que no se le adelantaran. Salió feliz de la dirección con una papeleta verde para que le entregaran sus lentes.
Al cabo de dos semanas, le dieron unos horribles lentes con micas de plástico y armadura gruesa de carey beteado. A Juan Carlos le parecieron muy elegantes; cuando se los puso, su mundo amorfo cambió de color, forma y significado, sus ojos se llenaron de lagrimas, corrió a leer un libro, se impresionó al ver la forma tan bonita y tan clara de las letras hasta ahora casi desconocidas para él.
A partir de ese momento Juan Carlos se convirtió en el primero de la clase, aunque todavía le hacían mucho daño las burlas de sus compañeros por su dientes, tenía la esperanza de que un día llegarían de la SEP a formar a los que necesitaban frenos.
Esa ilusión duró hasta sexto año. Llegó un aviso a su escuela de que había ganado una beca.
Próximo a entrar a la secundaría, le mortificaba mucho llegar a una escuela desconocida con alumnos grandulones y que le vieran sus dientes desparramados y de todos tamaños.
Su beca la destinó íntegramente para pagar un tratamiento ortodoncista.
Cuando le dieron su certificado de secundaría lucía en sus dientes, unos frenos azules y su cara morena y bonita, tenía una sonrisa permanente que hacía que cuando se quitaba los lentes, sus ojos brillaran con más intensidad.
(inédito)
FIN
Cada mañana. cuando lo despedía para ir a la escuela, la mamá de Juan Carlos se retorcía las manos pensando qué hacer para ponerle lentes a su hijo. Lo veía caminar con su paso torpe y doblada la espalda por el peso de la mochila. Sus ingresos no alcanzaban para ir con un oculista, mucho menos con un ortodoncista, pues Juan Carlos necesitaba también urgentemente frenos.
-Son más importantes los lentes, -decía, pues es mejor ver que tener una dentadura bonita.
Pero Juan Carlos no pensaba igual, para él eran más importantes sus dientes. Había sobrevivido a las burlas hasta cuarto año, ahora eran mas crueles, la mala visión la podía disimilar, inventando cosas que no leía o haciendo como que veía, cuando en realidad solo veía manchas negras que bailaban en sus libros y cuadernos. Definitivamente para Juan Carlos eran primero los dientes que los lentes.
Un caluroso día de mayo, llegó un empleado de la Secretaría de Educación Pública, hicieron que todos los niños se formaran, les hicieron un examen de la vista. Juan Carlos se peleó con algunos de la fila para que no se le adelantaran. Salió feliz de la dirección con una papeleta verde para que le entregaran sus lentes.
Al cabo de dos semanas, le dieron unos horribles lentes con micas de plástico y armadura gruesa de carey beteado. A Juan Carlos le parecieron muy elegantes; cuando se los puso, su mundo amorfo cambió de color, forma y significado, sus ojos se llenaron de lagrimas, corrió a leer un libro, se impresionó al ver la forma tan bonita y tan clara de las letras hasta ahora casi desconocidas para él.
A partir de ese momento Juan Carlos se convirtió en el primero de la clase, aunque todavía le hacían mucho daño las burlas de sus compañeros por su dientes, tenía la esperanza de que un día llegarían de la SEP a formar a los que necesitaban frenos.
Esa ilusión duró hasta sexto año. Llegó un aviso a su escuela de que había ganado una beca.
Próximo a entrar a la secundaría, le mortificaba mucho llegar a una escuela desconocida con alumnos grandulones y que le vieran sus dientes desparramados y de todos tamaños.
Su beca la destinó íntegramente para pagar un tratamiento ortodoncista.
Cuando le dieron su certificado de secundaría lucía en sus dientes, unos frenos azules y su cara morena y bonita, tenía una sonrisa permanente que hacía que cuando se quitaba los lentes, sus ojos brillaran con más intensidad.
(inédito)
FIN
4 comentarios:
umm..los lentes ;)
¿que pasó con Tabuti?
¿no quieres que muera y se quede sin trompa?
¿no quieres que le diagnostiquen una enfermedad mortal y se quede sin piel?
¿no quieres que use lentes ni frenos?
pobresito =(... ¿que tienes contra el?
MORALEJA?
...no seas marmoleja
Greets to the webmaster of this wonderful site! Keep up the good work. Thanks.
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