Tabuti y la Trapecista

Parte III

Gabriel era un demonio con cara de ángel,
no tenía ni oficio ni beneficio.
Esmeralda sólo vio su cara de ángel y se enamoró. Eran principios de otoño, él
la esperaba fuera de su carromato al término de su función; paseaban, charlaban y ....
Siempre, durante las visitas de Gabriel, en los patios del circo, Esmeralda se "sentía observada", algo parecido al miedo encogía su cuerpo; no podía determinar la causa de este malestar, al principio lo atribuyó a la emoción del enamoramiento, pero más tarde se dió cuenta que había algo más; era una especie de presentimiento que no la dejaba disfrutar de su romance; ese algo era Tabuti.
Para comprobar que sus pensamientos eran infundados, fue a ver al elefante; no bien llegó, éste la saludo igual que siempre, efusivo y cariñoso.
Pero esmeralda no estaba tranquila; se atrevió a llevar a Gabriel a conocer a su amigo el elefante; este no dio muestras de agresividad en ningún momento, se limitó a mantener la cabeza agachada y ni siquiera volteó a ver a Esmeralda
De alguna manera Tabuti se había dado cuenta que mostrándose agresivo sufriría el alejamiento de Esmeralda, así que por esta vez se mantuvo quieto, muy quieto...la trapecista observó una lágrima en sus ojos y comprobó lo que sentía su amigo y se angustió al pensar lo que vendría después.

Cuando Gabriel y Esmeralda se alejaron dando la espalda al elefante, ella volteó, lo miró y él altivo, sostuvo su húmeda mirada.