Albañil, muy humilde, muy delgado, de baja estatura. Su cara esta llena de surcos, sus cientos de arrugas denuncian una vida de sufrimientos y pobreza en un cuerpo todavía jóven.
Tiene dos hijos pequeños: Juliancito de 8 años y Perlita de 7. Su mujer lo dejó cuando ellos tenían tres y dos. Desde ese momento el cuidado de sus hijos fue muy complicado; su jornada de albañil desde las 6 de la mañana a las 5 de la tarde la tenía que dividir con permisos de tres o cuatro horas, para ir a verlos con las vecinas donde los dejaba encargados; después cuando entraron al Kinder, recogerlos y de nuevo con las vecinas; siempre encontró personas muy amables que le ayudaron mucho, algunas no le cobraban.
Vivió en una invasión al sur de la ciudad hasta hace un mes.
Un día escuchó un anuncio en la Radio: “Se solicita velador para una escuela”.
Don Jesús acudió a la cita que le puso el Profesor Yánez, director de la escuela. Le dijo que tenía dos niños a su cargo.
- Si no me acepta con ellos, no acepto el trabajo.
El profesor Yánez, le dijo:
- Ojalá que la historia se repita otros 25 años; el trabajo es suyo. Jesús no entendió este comentario, pero agradeció infinitamente al cielo, haber obtenido tan buen empleo.
Don Jesús vive desde hace un mes en una casita amueblada con lo necesario, en el patio trasero de mi escuela de Educación Especial, no paga los servicios, tiene radio y teléfono celular. Vela por las noches y por la mañana duerme mientras los niños van a una escuela muy lejos, en la invasión donde ellos vivían, pero sólo hasta que termine este año escolar, porque el profesor Yánez les va a dar primaria, secundaria y preparatoria sin pagar colegiatura, mientras él trabaje aquí. Julián y Perlita toda la tarde corretean por los patios, las canchas, suben y bajan las escaleras, se meten a los salones, juegan a los piratas y a las casas de espíritus en una escuela que por las tardes no tiene alumnos; se ven muy felices.
Nuestro antiguo velador, se hizo viejo en ésta escuela. Su esposa lo abandonó con dos hijos pequeños: Juan y Pedro, que terminaron su instrucción bàsica en la escuela donde su padre fue velador por 25 años. Hoy descansa con familiares que viven en Ures, Sonora.
Juan el mayor se recibió hace dos años de Contador Público en la Universidad de Sonora carrera que pagó totalmente el Profesor Yánez; Pedro el menor, estudia el 4 semestre de Ingeniería Mecánica en el ITH de Hermosillo, también por cuenta de nuestro director. En vacaciones trabaja en mantenimiento en la escuela y recibe sueldo.
Por eso, cuando Don Jesús llamó solicitando el empleo de velador, El Profesor Yánez le dijo:
- Ojalá que la historia se repita otros 25 años; el trabajo es suyo.
12 comentarios:
Que historia tan fascinante. Me pareció estar escuchándola como niña apoyando sus mejillas sobre las manos, e igual tu resto de lectores.
Se parece a las historias que nos contaba mi amá.
Feliz puente, Marmoleja.
Gracias.
Sus comentarios alimentan mi entusiasmo por escribir
oouuch.. que linda historia.
y que forma de contarla! ;)
saludos
Me gustó mucho esta hitoria,es de las que mas me han gustado =)
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Tendré que hecharle ganas, ella con un gran entusiasmo estudiaba y yo ni le tomo importancia.
Andy Ocaña
La amamos profe
Soy Elías Per alta
Es la mejor profe
Oohhh. Que historia tan interesante :). Que bueno que tuvo un final feliz.
Luis D.
que bonita historia :D me agrado el hecho que logro sacar adelante a sus hijos.
Muy buena historia, Del ujo, apantallante
Elías Peralta
muy bonita historia del ujo <3
Hernán Pacheco
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