27.3.06

El cuadro
Parte I


Pintaba con rabia, con el puño apretado. Las venas de la mano se saltaban y ensanchaban la piel, su nudosa garganta se tensaba, así pintaba y pintaba, Mientras pintaba más moría de rabia y era tanta la rabia que no podía dejar de pintar.
El cuadro lo esperaba cada tarde, al llegar del trabajo lo miraba, pensaba: ahorita que descanse iré contigo, pero no descansaba, pintaba y pensaba: necesito terminar este cuadro, pero terminarlo lo asustaba.


Juan Carlos era un pintor aficionado, sin técnica, sin habilidades manuales, torpe. Había estudiado un cursillo sin otro motivo que pasar el largo verano ocupado en algo, lo único sobresaliente de su estancia en el curso era su maletín lleno de pinturas y del que se aprovechaban sus compañeros.


Había empezado dibujado una bella casita al pie de una montaña, le había agregado un prado, unas nubes y una puerta enorme; a punto de terminarlo y dar el ultimo pincelazo con su firma, decidió que le faltaba vegetación, empezó con algo muy colorido, pero pronto ésta, se hizo espesa, deforme y oscura; le gusto el resultado. Siguió pintando vegetación hasta que casi no se veía la casa; entonces cambió el tamaño de la casa, agrandando sus paredes, cambio las dimensiones hasta que sobresalió de la espesa vegetación.
Luego no le gustó el cielo claro y radiante, y se dijo que era mejor, un pardo atardecer, así que pinto uno con nubarrones obscuros.
Cuando miraba su cuadro, la casa empezó a llamarle la atención; sus paredes “las veía” a trasluz, se imaginó una mujer caminar descalza por un pasillo, pero esta visión fugaz de su imaginación la desecho de inmediato. Siguió dando color a las paredes.
Un día muy cansado de tanto color ocre y verde, volteo el cuadro hacia la pared, lo dejo recargado y se recostó en su sillón; un leve movimiento lo hizo girar la cabeza hacia el cuadro, ahí estaba otra vez la mujer caminando por un pasillo que el no había pintado, pero estaba de espalda; alegremente ante ese fogonazo de inspiración, empezó a pintar a la mujer de espaldas en el reverso del cuadro.

5 comentarios:

sirena motza dijo...

wow!.. ke meyo =S.. ¿quien era ella?.. ¿el estaba lokuas o fumaba algo verdesito?.. siguele quiero saber que pasa, me gustan tus cuentos ;)

Pina dijo...

así son los personajes que te decía, marmoleja...exactamente así.

sirena motza dijo...

jajaja la nancy ! ¬¬

sirena motza dijo...

oie ma.. ¿ke onda he?... ¿me odias otra vez?..¿por ke?...¿porke te olvidas de tu blog como yo lo hago?
eso es muy feo ¬¬...
¿no tendrá una segunda parte duplex la resureccion y el contraataque este cuento?...

besos =)

Anónimo dijo...

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